Chicas!
Siento haber tardado tanto en escribir. Es que eh estado castigada sin ordenador. Así que no podía escribir, ni por el móvil. Lo que pasó fué que me pude conectar algunos días al de mi madre, y publiqué en el otro blog. Pero el de ella no tiene el paquete Microsoft, así que no podía escribir. En fin. Aquí un capítulo nuevo. Aquí se descubren muchas cosas. Así que prestad atención. Porque tendréis que juntar lazos para entender que pasa. Un besazo y subo este finde!! Comentaaaaad!
-Me
encanta tú familia- le dije a Louis en un susurro mientras despedíamos a sus abuelos.
-Te
entiendo- me sonrió cómplice.
Despedimos
a todos y entramos en casa, eran poco más de las 5 de la mañana y teníamos que
poner los regalos debajo del árbol. Jay se fue al trabajo porque la llamaron de
urgencia, así que nos quedamos Lou y yo preparándolo todo para que las chicas
lo encontraran en orden por la mañana.
-¿Sabes
que en Navidad se levantan a las 7?- me dijo Lou sonriendo.
-Yo
también lo hacía- le miré mientras ponía mi regalo para Daysi.
-Sí, y
yo. Y en reyes descubrí que era mi madre porque lo puso demasiado pronto. La pillé.
Nos
comenzamos a reír. A mí nunca me pasó eso. Ingrid ponía los regalos en el
armario de la limpieza, y yo no solía revisar por ahí. Y la madrugada de
Navidad, Bryan se levantaba a poner los regalos. A mi “madre” y a mi padre, les
daba igual.
-Un año,
mis padres se olvidaron de poner el regalo de reyes- dije mientras colocaba
otro- Pero tampoco pusieron carbón. Sabes, me puse a llorar como una histérica
por la mañana pensando que me había
portado tan mal, que no merecía ni carbón.
Lou
soltó una carcajada brutal, posiblemente hasta haya despertado a las chicas.
Pero la historia es graciosa.
-¡No lo
creo!- me dijo aún riendo.
-Créelo-
le sonreí nostálgica.
Terminamos
de poner los regalos y nos tumbamos en el sofá. Él me abrazó. Era un abrazo
diferente a los demás. No era como todos los que nos habíamos dado en el tiempo
que llevamos siendo amigos.
-¿Y sí
mañana no vamos a comer a mi casa?- le dije en voz baja.
-Nuestro
avión sale en 4 horas, así que tenemos una para despedirnos de las chicas, y
después nos iremos al aeropuerto. Dormirás las 2 horas y media de vuelo y
llegarás radiante a tu casa conmigo, para comer con tu padre y los demás.
-Mandón.
-Niñata.
-Tengo
18.
-Recién
cumplidos. Yo tengo 21.
-Recién
cumplidos también. Aunque puedes beber en los bares de USA ya- le sonreí.
-Es
verdad. Pero para eso tengo tu casa, y podemos beber los dos ahí.
Jane
Los
desayunos de Navidad en casa de los MCcadne son un coñazo, pero con Bryan se suavizan
un poco.
-¿Entonces
viene a comer?- preguntó Ingrid a Allan cuando le puso los gofres.
-Que si
Ingrid, que ya está todo.
-No
puedo creer que le hayáis ocultado algo así- espeté. No sé porqué. Pero… ¿Ocultarle
algo así a Beth? ¡Increíble!
Todos me
miraron. Mi madre me fusiló con la mirada, y Allan no creía que tuviera el
valor de haberlo hecho. La abuela, simplemente soltó una carcajada.
-Hay
cosas que haces por la gente que quieres- dijo Bryan- Y esta es una de esas.
-A ver,
no lo dudo- le respondí- Pero tú te fuiste de esta casa porque tu “madre” te
hacía la vida imposible, y tú padre le ayudaba. Y dejaste a Beth sola. En este
infierno. Que ha podido salir de él escapándose porque ninguno le habéis dado
la solución.
<<Ingrid,
ella confiaba en ti. Todo te lo contaba, o casi todo. Pero lo importante en su
vida tú lo sabías. Sabías lo que ella sufría con su “madre” y con Allan. Sabías
que ella echaba de menos a la abuela y
que creía que Bryan se había salvado, pero que ella no lo haría. Bryan. Tú la
puteaste, porque yo no dejaría a mi hermana pequeña en una casa de locos. Y
ella lo sabía. Sabía que la habías cagado, pero se auto convencía de que era lo
correcto y de que no tenías culpa. Habéis sido unos cabrones con ella, y no
queréis que os diga nada, pero es mi amiga. Y yo nunca la traicionaría
así>>
Me
levanté y salí del comedor seguida de Bryan. No podía creer lo que acababa de
hacer. No, espera. Sí que podía.
-Te has
pasado- me dijo mientras esquivaba la puerta de mi habitación con el brazo.
-Y tú-
me tiré en la cama- 3 pueblos.
-Ya,
pero yo lo hice por alguien a quién quiero.
-¿Y yo
no?- le miré mal.
-No digo
eso.
-Pues
aprende a expresarte, porque te has pasado con las dos.
-¡Que
dramáticas sois las mujeres por dios!- dijo con las manos en la cabeza.
-Oh si,
y vosotros que cabrones. Ah no, espera. Hijos de puta.
-Te has
vuelto a pasar.
-Tú
también.
-Mira,
ya está. Déjalo estar.
-¿Alguna
vez has ido a ver a tu madre al loquero donde está?- le pregunté sin más.
-Sí, voy
cada mes, 2 días. Los paso con ella.
-¿Y tú
padre?
-Beth
cumplió ayer 18, y mamá se fue hace 16 años. Así que la media es de 1 vez cada
16 años.
-¿Sólo
una vez?
-Sí, y
da gracias. Porque si la vuelve a ver, el que se quedará en ese sitio es él.
-¿Tanto
la quería?
-La
quiere- le miré confundida- A tú madre también. Pero ten en cuenta de que el
amor de la vida de mi padre, es mamá. La quiere como a nada.
-¿Sí?
-Le
escribe una carta cada día. No importa donde este. Él le escribe cada día. Y se
las envía casi todas.
-No
sabía eso.
-Lo sé.
Por eso te digo que te has pasado. Le hemos ocultado esto a Beth, porque no es
normal enterarte de que tú madre te intentó bañar en legía. Y menos, que tú
heredarás esa locura.
-No.
Ella no está loca- le miré. Con angustia. Ella no está loca, ni lo estará.
-No, aún
no. Le quedan un par de años, o 3 como mucho.
-Tú
madre no comenzó tan joven.
-Sí. Pero
no lo detectaron. Lo mismo pasará con ella. Solo que estamos avisados y veremos
las señales.
-Le
habéis planeado la vida desde que nació.
-No nos
ha quedado de otra Jane. Tú nunca has visto a tu madre en un estado de locura
extremo y a los dos segundos bien. Le afecta el cerebro, y te afecta a ti emocionalmente.
Yo no quiero eso para mí Beth. Ella no merece eso.
-No.
-Lo que
jode, es que la más fuerte de todos en esta familia, sea la que peor termine.
-¿La más
fuerte?
-Ha
pasado por mucho. Nuestra “madre” de pega, la puteaba mucho. Ya sabes la
historia y aún así no ha intentado suicidarse aún. Ni se ha vuelto loca. Y no
ha huido, hasta ayer. Y con sus antecedentes. Es lo que se espera.
-A lo
mejor no empeora.
-Lo hará
Jane. Tienes que hacerte a la idea. Tarde o temprano. Esperemos que tarde. Pero
lo hará.
-Bryan,
no puedo creerlo. No lo entiendo.
-Tú solo
tienes que hacer una cosa.
-¿Qué?
-Disfrutar
cada momento con ella. Cada sonrisa y cada lágrima. Disfruta cada cosa que te
diga. Pero no llegues a depender de eso. Te lo digo por experiencia. Porque
si dependes, entonces lo pasaras mal
cuando ella esté lejos.
-No creo
que pueda.
-Solo piensa
que puede que la pierdas mañana, o que ya la hayas perdido.
No lo
podía creer. No podía ser verdad. Esta conversación puede que sea la más
sincera y profunda de mí vida. No la puedo perder. En 3 meses ha hecho que la quiera
como una hermana, eso a Dani le costó años. No puede dejarme.
Louis y Beth ya estaban en casa. Habían llegado y
estaban radiantes. Los regalos del árbol de Beth aún estaban allí. Esperando a
ser abiertos por ella. La tensión se podía cortar con una tijera. Ella estaba
bien. Por fuera. ¿Pero por dentro? ¿Y en su cabeza?
-Me
voy a vivir con Alex- dijo de repente.
Todos
soltamos los cubiertos. Louis la miró sorprendida. Pensé que le había
quitado esa idea de la cabeza en Doncaster.
No se podía ir. ¡No!
-No te
irás a ninguna parte- le dijo Allan alterado.
-Sí, te
recuerdo que ya no mandas sobre mí- le dijo cortante. Esto es algo personal.
-No te
vayas B. Tú no puedes irte de aquí- le susurró Bryan. Se veía el miedo e sus
ojos. En los ojos de todos, supongo que hasta en los míos.
-¡No
podéis pretender que sea la princesa encerrada en este castillo por siempre!-
gritó. Estaba alterada- ¡Tú te fuiste el mismo día que cumpliste los 18!-
señaló a Bryan- Y nadie te le pudo impedir ¡Ni yo!- dijo llorando.
-Ya B,
pero estoy de vuelta. No me iré más. No se está bien fuera de casa B. No, y menos tú.
-¿Porqué
yo no estaré bien?- le miró.
-¿Por
qué tú perteneces a este sitio- le dijo Allan- Ese Alex no me gusta. Si me
dijeras que a casa de Louis, estaría tranquilo. Pero no con él.
-Papá,
me da igual. Soy mayor de edad.
Silencio.
¿Ahora respondía con tranquilidad? ¡Antes lloraba y ahora no! ¿Serán estas las
señales? No. Me estoy emparanoiando con lo que me dijo Bryan. No puede ser
verdad.
-¿Quieres
ver mi regalo de Navidad?- le pregunté. Cambio de tema.
-Sí,
espero que sea caro.
-Según
Ingrid, sí- le respondí- Está en el salón. Lo acaba de poner.
-¿De
poner?- preguntó confundida.
-Exactamente-
le sonreí.
Nos
levantamos y caminamos hasta el salón. Los demás nos siguieron. Ella se quedó
quieta, hasta puedo decir que no respiraba. Ni ella ni nadie de la sala.
-¿De
dónde lo has sacado?- preguntó en un susurro.
-De tú
sala de los recuerdos. Pensé que te alegraría.
-No. Eso
ya estaba en la sala de los recuerdos cuando yo la comencé a utilizar. Es como
si alguien antes de mí lo hiciera.
-¿No te
gusta?
-No lo
tocaré Jane. No toco- dijo en un susurro. Sí, era un piano de madera blanca. El
que había en la sala de los recuerdos cuando fui a ducharme.
-Sí. Si
que tocas y lo sabes.
Se
acercó. Encima del piano había una nota. Ingrid me dijo que tenía algo que
darle, y que eso le daría un toque mágico a mi regalo. El sobre era color
hueso. Era un sobre muy caro y de hace unos cuantos años. Ella se acercó. Lo cogió
y se sentó en el piano. Levantó la tapa y se podía ver esa frase en azul, la de
mi habitación y la del piano de New York. Ella leyó la frase y sonrió. Siempre
que la leía lo hacía. Tocó una tecla y volvió a sonreír.
Beth
Reino Unido, Londres. 24 de
Diciembre de 1996.
Querida B
Ya sé que cuando leas esto yo no
estaré por ahí. Sé que posiblemente no sabrás quién te habla. Pero soy mamá.
Sí, mamá. Ya sé que estarás confundida ahora mismo. Pero esta carta te la
escribo por tu 18 cumpleaños. Quiero que sepas que Ingrid ha estado seguramente
todo este tiempo trabajando en casa. Ella te vio nacer, y me prometió que te la
daría. No quiero que te enfades con papá. Ahora mismo está hablando con unos señores
que me llevaran de aquí, y tú no paras de llorar. Así que se me hace complicado
contarte todo lo que pasa. No sé qué pasará después que me valla de aquí
pequeña. Pero solo sé que Bryan te cuidará como si fueras una estrella. Él adora
a las estrellas. Eh intentado explicarle lo de las luces, pero él cree que
nunca dejan de brillar.
Bryan dice que eres preciosa. No
para de mirarte cuando duermes, creo que se ha enamorado de ti. No entiende que
eres su hermana. Pero lo entiendo. Yo también me eh enamorado de ti, y papá. Eres
hermosa. Eres la criatura más bella que eh visto. Ni las de las revistas,
pequeña.
Tienes una belleza de princesa.
Recuerdo cuando la princesa Diana te cogió en sus brazos. Ella fue a verte al
hospital cuando naciste. Dijo que serías una estrella y eso le gustó mucho a
Bryan, así que a ella también la ama. Lástima que haya muerto.
Pequeña. Solo tienes dos años, no
te acordarás de lo que hace 30 minutos intenté hacerte. Ni yo sé porque lo
hice. O porqué lo intenté. Pero solo quiero que sepas que no lo hice porque no
te quiera. Lo hice porque las voces me dijeron que lo hiciera. Y no puedo con
las voces. Ellas me persiguen constantemente. Y no puedo evitarlas.
Solo quiero que sepas que te
quiero. A Tyler y a ti. Sois mis B&B. Sois mi todos. Y papá es nuestro
dios. Siempre protegiendo. Princesa. Quiero que toques mis pianos, que bailes y
cantes. Quiero que vivas, hasta que
puedas. Porque si lees esto es que tienes 18, y si tienes 18. Es que te
queda poco tiempo.
Quiere a la gente que te quiere.
Y por favor. Vive a partir de ahora. Este es tu anuncio de salida a una vida
sin límites. Porque si no lo haces, te arrepentirás.
Rappelez-vous
que ni les étoiles du ciel peut compter combien Je t'aime. Toujours en sécurité
sous mon ciel.
Je
t'aime.
Mamá.
Me quedé
blanca. No podía ser. No sabía que eran de mi verdadera madre. Y la frase. Está
en la mayoría de mis cosas. De pequeña Bryan me decía que esa frase era
especial, y que debía sonreír cada vez que la viera. Ahora sé de donde la sacó.
Porqué está gravado en tantos sitios.
“Recuerda que ni las estrellas del cielo pueden
contar cuanto te quiero. Siempre estarás segura bajo mi cielo”
Te quiero.
-¿A ti también
te dio una?- le pregunté a Bryan.
-Sí. Me
la dio a las 18 Ingrid.
-¿Y por
qué yo no lo sabía?
-Se
supone, que no lo tenías que saber hasta hoy… ayer- dijo Ingrid- Lo siento
pequeña. Pero se lo prometí a tu madre. Y después a tu padre.
-No pasa
nada Ingrid ¿Me dices B por ella?- miré a Tyler otra vez.
-Tú a mi
también.
-Ahora
te diré Tyler- le sonreí.
-Sabes
que lo odio.
-Mamá te
llamaba así.
-Sí. B
Tyler. Siempre decía lo mismo- sonrió. No le gusta porque la recuerda- Sólo
mamá me puede llamar Tyler, B. Sólo mamá.
-Vale ¿A
mí cómo me llamaba?- le pregunté.
-B, o
rayito de luz. Pero prefería llamarnos B&B.
-Me lo
dijo- me quedé callada un momento. Comienzo a recordar. Aunque con 2 años. No
se recuerda mucho- Quiero ir a verla- solté de repente.
-Lo
harás. Ahora toca- me dijo mi padre.
-No toco
hace años papá- sonrió. Cuando le llamé papá sonrió. No lo hacía desde hace 10
años.
-¿Porqué
no tocas desde hace tanto?- preguntó Lou, que hasta ahora estaba muy cayado.
-Porque
a mi otra madre no le gustaba que tocara. Supongo que porque le recordaba a mi
mamá de verdad.
-No era
por eso- dijo Bryan.
-¿Entonces
por qué?
-Cuanto tú
tocabas la canción favorita de mamá. Era el único momento del día en que papá
sonreía y yo también. Hasta Ingrid tenía una sonrisa inevitable.
-Tú
madre amaba esa canción- dijo Ingrid.
-Claro
de luna- susurré- Las estrellas. No es la canción favorita de mamá porque sí.
Si no, porque le recuerda a B, y también, porque es lo contrario de rayito de
sol. Ahora todo tiene sentido.
Sí.
Ahora mi vida ha dado un giro. Ahora todo lo que eh vivido tiene una razón. Ahora
sé que quiero a una persona. Ahora sé que mi madre. Mi verdadera madre, me
quiere. Que mi padre se alejó de mí porque le recuerdo a ella, y que Bryan, ha
dedicado toda su vida, a convertirme en la madre que nunca tuvo. A la que echa
de menos. Por eso papá le reprendía. Porque odia ver cómo me convierto en la
mujer a la que ama.
Ahora mi
vida tiene sentido.