“Eso
me impactó. La diferencia entre verla sonreír y cuatro horas después verla
dentro de un ataúd”
Entré en
la habitación me senté en el sillón que mi madre ocupaba habitualmente. Ese que
siempre había tenido su olor y donde tantas veces me consolaba cuando papá me
castigaba.
-En que
piensas?- me preguntó mi hermano Bryan. Estaba en casa solo por mí.
-Pues
ahora, en el asco que vida que llevaré si mamá no está- dije mirando la
chimenea.
-No seas
tonta, dentro de dos meses cumples los 18 y te podrás ir de casa- me acarició
el pelo y acto seguido me besó la cabeza.
-B- así
le llamaba cariñosamente- ¿Crees que mi vida será mejor?- pregunté
sarcásticamente.
-Sabes
que no- respondió seco.
Me quedé
mirando otra vez la chimenea. Mamá decía que cuando estas mal, y miras un sitio
caliente y acogedor, te sientes mejor. Mamá. La echaría mucho de menos, porque
la quiero demasiado. Pero sin B en casa, las cosas irán de mal en peor.
Mis
pensamientos fueron interrumpidos por el hombre que más odio en la faz de la
tierra. Aunque odiar es feo, a mi padre lo odio con todas mis fuerzas. Entró en
la sala con su olor a puro habano y automáticamente me levanté del sillón.
-¿A dónde
crees que vas?- dijo con su voz aterradora.
-Al lavabo
¿Quieres ir conmigo y bajarme las bragas?- le miré desafiante.
-Beth-
dijo mi hermano advirtiéndome.
-¡Elizabeth
Anne McCandne II!- gritó alterado, grito que hiso que me girara y le mirara
seria- ¡Regresa aquí!- volvió a gritar.
-¡Beth! Estoy
cansada de decirte que no me llames así- dije enfadada.
-¡Que
vengas!- volvió a gritar. Me acerqué, pasé al lado de B y este fue a mi lado
hasta que llegamos frente a papá, el me acompañaba, porque sabía que nuestro
padre era capaz de cualquier cosa cuando se trataba de respeto.
-¿Qué?-
le miré mal.
-Estás
castigada, dos meses sin ver la luz del sol ¿Está claro?- lo dijo calmado y en
un susurro.
-Me da
igual- me di la vuelta y comencé a caminar- Total, tampoco es que la viera mucho-
salí de la estancia pegando un portazo.
Recorrí
el largo pasillo de nuestra casa y me metí en mi habitación. Sinceramente, era
inmensa, y asquerosa. Tenía 17 y nunca había podido poner un póster en mi
habitación porque mi padre no me dejaba. Era blanca, con un armario inmenso y
una cama de matrimonio en el centro. Había una pared completa ocupada por un
espejo. Y justamente enfrente un ventanal que daba al jardín de casa.
Me tiré
en la cama y me puse a llorar. Después de unos 20 minutos llorando por todo lo
que había pasado en el día, me levanté y me quité la ropa. Era asquerosa
también. Ya que era triste. Me puse unos vaqueros, y una camiseta. Mi única
sudadera y unos taconazos que me mataban.
Vaqueros
solo tenía esos, y camiseta y sudadera también. ¿Porqué tacones? Pues fácil, no
tengo zapatillas. Abrí la ventana y bajé hasta el jardín. Cuando salí de casa
estaba lloviendo, pero me daba igual. Me apetecía caminar bajo la lluvia llorando.
Y aunque era Octubre, ya hacía el típico frio que hace en Londres a estas
alturas del año.
Me
presento; Me llamo Elizabeth Anne McCandne II y soy asquerosamente rica. Ya sé
que utilizo mucho la palabra asqueroso, pero es que describe mi vida a la
perfección. Soy una Lord, y desde que mi familia obtuvo ese título todo ha
cambiado. Soy la “niña pija” en todos
los sitios que voy. La gente me juzga por lo que tengo y no por lo que soy. Mi
hermano se fue de casa cuando cumplió los 18, de eso hace 4 años. Mi padre es
la persona más indeseable de este mundo. Y mi vida es la vida más vacía que eh
conocido. Estoy comprometida y todo lo
que viviré de ahora en adelante no está planeado.
Caminé,
caminé mucho hasta que llegué a un parque precioso en una urbanización muy pija
de Londres. Me senté en el banco que estaba frío y metido en la oscuridad. Había
parado de llover, pero el ambiente estaba como si aún las gotas de agua
estuvieran cayendo sobre mis hombros. De repente me llegó un mensaje.
Papá te está buscando ¿Dónde te has metido? Yo me tengo que ir a
casa, Lauren me está esperando. No tardes en regresar por favor, sabes que si
te pilla se enfadará mucho.
Me dio
igual. Puse en móvil en silencio y lo metí en el bolsillo de la sudadera. Me
distraje pensando en mi vida unos minutos, cuando vi a un chico pasar delante
de mí. Me levanté, tenía miedo de que me hiciera algo. Caminé rápido hasta la
calle para poder defenderme si pasaba algo, pero no pasó nada. Solo chocó
conmigo.
-Ups! Lo
siento!- dijo quitándose la capucha, parecía que estaba haciendo footting- Es
que no te había visto.
-No pasa
nada- le miré- La culpa es mía, que voy distraída y eso- sonreí.
-Y tú que
haces por aquí sola tan tarde?- me extendió la mano para que me levantara- Este
es un barrio muy pijo, pero a la vez muy peligroso- tiró de mi.
Tiró muy
fuerte, tanto que terminé pegada a él. La farola que estaba encima nuestro
alumbró su cara y entonces lo vi. El mismísimo Louis Tomlinson. Le miré dos
segundos a los ojos y un sentimiento desconcertante y asombroso recorrió por mi
cuerpo. Entonces supe que me había enamorado de él.
un inicio interesante. Me gustó. Creo que lo seguiré. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias por comentar! Espero que te guste toda la novela :)
ResponderEliminarxxx